30 de marzo de 2013

Raluca ya tiene familia

En sólo una semana Raluca ha encontrado a alguien muy especial que se enamoró de ella.


Ahora está en una casa maravillosa con su mamá humana y un hermano también panterita llamado Nano. Nano y ella se adoran y son inseparables.

Raluca es FELIZ.

¡¡¡¡¡Adiós Princesa, nos acordaremos de ti!!!!!

23 de marzo de 2013

Raluca también es una payasita

¿Creíais que todo iba a ser cariñitos y ronroneos?

También sé poner caras...

... y arreglar flexos

Shhh... Silencio, aquí no hace falta hablar

Durante el tercer día en la Habitación de los Gatos no se ha oído ni el vuelo de una mosca.
Raluca ya ha explorado hasta el último rincón de su cuartito y se lo conoce al dedillo. El nivel de estrés ha bajado y en los maullidos ¡ya no hay nada de tristeza!

Entiendo TODO lo que dices, todo lo que sientes...
Cuando entras a la habitación te mira con esos ojazos y se acerca para saludar y quedarse a tus pies. Busca tus caricias y cuando hemos terminado se recuesta en su silla y se relaja sin perderte de vista ni un solo segundo. Te sientes acompañada por esa mirada verde aunque esté a varios metros de ti.

Los que tenéis gatos conoceréis esa sensación de calma que nadie sabe transmitir como ellos con sus ronroneos, sus masajitos y sus caras de complicidad. Raluca domina ese lenguaje como nadie... ¿Quién querría perdérselo?

22 de marzo de 2013

Durmiendo con Raluca

La segunda noche con Raluca se confirma lo que ya sabíamos. ¡Es una pegajosa y una mimosona!

Tengo la tripa pelada para que me hagan pedorretas

No ha tardado nada en descubrir que entre los pies de un humano se duerme mejor, y ahí se ha hecho bolita. Aunque si hay algo que los míos han descubierto es que dormir conmigo es un deporte de riesgo, ¡te puedes llevar una patada ninja! Y esta noche la pobre Raluca lo ha descubierto, si es que me muevo más que una culebrilla...

Por las noches Raluca cambia un poquito. Yo creo que es porque hemos incumplido la regla de oro esta de no darles de comer después de media noche, no mojarles y que no les dé la luz... Y claro, Raluca nos ha hecho el Gremlin. Ahora en serio, la peque aún está adaptándose y un poco desorientada, y los movimientos bruscos, que la despiertes sin querer o algún ruido fuerte la sobresaltan y reacciona con algún bufidillo. Total, que con el susto que se ha llevado al girarme en la cama se ha levantado como un muelle y me ha pasado por el lado bufando y ¡restregándose a la vez! "Oye, que me has asustado un montón pero te quiero igual, aunque mejor déjame un ratito tranquila que se me pase". Se ha bajado de la cama grande, se ha tumbado en su camita, se ha lavado para calmarse y al poquito se ha quedado dormida.

Y, ¿cómo duerme Raluca? Pues como todo buen gato tiene que hacer sus rondas nocturnas, y alterna entre:
  • La cama de humanos - El mejor lugar para los mimos y el calorcito de los papás.
  • La cama de gatos - Sabe que es su cama, y por tanto sólo duerme en ella cuando no le queda otra.
  • La silla vieja - Lugar perfecto para dormir durante el día porque le da la luz y el Sol.
Como veis, no pide NADA que cualquier persona no tenga ya en su casa. ¿A qué estáis esperando para darle un hogar definitivo?

La puerta misteriosa

Como nuestros peludos están cada vez más curiosos con esa puerta que se ha cerrado de repente, hemos decidido poner un cartelón para que sepan qué está pasando.


Yo creo que con esto el mensaje queda claro, ¿no...?

21 de marzo de 2013

Llega Raluca, la Pantera con Corbata

Cuando la Asociación GATA nos avisó de que tenían una gatita que necesitaba acogida, enseguida dijimos que sí. ¡¡¡Luego llegaron los nervios!!! ¿Lo haremos bien? ¿Nos habremos vuelto locos? ¿Nos tolerará o le caeremos mal? ¡Qué responsabilidad!

ESTA ES RALUCA


Raluca es una gatita negra muy joven con una manchita blanca en el pecho. ¡Eso es estilo, nos viene la elegancia gatuna con complementos! Muchas de las preocupaciones (que esté nerviosa, triste, dolorida...) se van en cuanto le abrimos la puerta del transportín. Sale despacito, se para, nos mira y viene a nosotros ¡a restregarse! Restregón por aquí, friegas por allá, trae esa mano que ponga la cabezota... Dos caricias, y el motor se pone en marcha. ¡Esos ronroneos se oyen desde fuera de la habitación! Esta gata es PURO AMOR ¿Qué hacía en La Fortuna?

¿Preocupación por que no coma? A los dos minutos se ha puesto a devorar el pienso.


Un poco de intimidad, por favor...
¿Irá bien a la arena? Visita de rigor al acabar de comer.
Una dosis de mimos, y la tenemos amasando como si no hubiera mañana.

Si hay algo que queda claro desde el primer momento es la dependencia. Quiere compañía, la busca, y como dejes de prestarle atención te la reclama a maullidos. Quiere hacer amigos, y llama a Sansi y Bambú (que están un poco moscas) desde el otro lado de la puerta. Intercambian maullidos y algún bufido. Todo dentro de lo esperado ¡¡¡que son gatos!!!

Un poquito después ya la tenía durmiendo abrazada a mi pierna. ¡Susana, de aquí no te mueves!

La primera noche siempre es complicada, y más si es en un lugar desconocido, así que cuando escuchamos que nos llamaba a maullidos, me fui a dormir con ella. Aunque dormir más bien poco, porque en cuanto dejaba de acariciarla pedía más mimos con la cabecita, como si se fuesen a acabar. Puede estar tranquila, porque a partir de ahora caricias no van a faltarle...

Ahora que hemos arrancado, sólo nos queda dejarnos llevar. Respetar las dos semanas de periodo de aislamiento, darle todo el cariño que podamos y encontrarle una casita pronto. Muchas gracias a las chicas de GATA por el asesoramiento y la paciencia que están demostrando respondiendo a todas mis preguntas de perogrullo.

Estamos haciendo guardia...

La familia crece

¡Hola! Somos Bambú y Sansi. Vivíamos felices en un piso de Madrid hasta que hace unos días nuestros papás nos dijeron: "Dentro de poco van a venir nuevos compis, tenéis que portaros como unos campeones, cuidar mucho de ellos y compartir los juguetes. ¡Que sois los anfitriones!".



Se acabó la tranquilidad
Nosotros, que estamos todo el día juntos, aún no tenemos muy claro que nos vaya a gustar eso de tener okupas en casa... Pero nos dicen que somos unos buenazos así que al final seguro que nos vamos a llevar todos genial.

¡Vamos a presentarnos!

BAMBÚ
De pequeña era una ratilla
Tengo casi un añito y cuando me recogieron era una pelotilla de pelo encontrada en la calle, todo cabeza, ojos y legañas, ¡pesaba 200 gramos y tenía casi 2 meses! Mis papás se pasaron arrastrando los pies un mes porque no me querían pisar.
Ahora soy una gata grande y a todo el mundo se le cae la baba cuando me ve. Me encanta jugar con palos, restregarme por la alfombra de pelito y tirar las bolas del árbol de Navidad.
Soy una mimosa ronroneadora pero tengo un carácter "muy mío", cuando quiera te voy a chupar el dedo gordo como si fuese un bibi y cuando quiera estar tranquila y te acerques, te apartaré con las patas de atrás. Siempre estoy  tumbada en el respaldo del sofá cerca de la pantalla del ordenador de papá. Le vigilo cuando juega y si veo que le van a matar, salto al teclado y me pongo en medio de la pantalla para evitarlo (y si le matan, encima tiene la poca decencia de echarme la culpa a mí).


SANSI
Siempre meto la pata donde no me llaman
Dicen mis papis que cuando me recogieron yo era una chica, una Princesita delicada a la que venía como anillo al dedo el nombre de Sansa. Luego me salieron las pelotillas, y me volví un gañán. Ahora soy el Príncipe Gañán, un payaso de primera, y me dedico a ronronearte, a poner caras y posturas raras y a tirarme encima de tus pies para que me cojas en brazos y me achuches. Mis papás se dedican a hacerme pedorretas y usarme de mopa, y a mí me encanta y ronroneo más fuerte. Lo que más me gusta es meterme en cajas y sitios raros, aunque desde que me rompí el dedo y me abollé el rabito voy con más cuidado (o eso les hago pensar). Si quiero descansar, subo a las rodillas de mami hasta que se le duermen las piernas.
Por si fuese poco, decidieron que no me podía seguir llamando Sansa, y en un arrebato de originalidad ahora me llaman Sansi, Sansón, Sancho, Sansus... y cuando se enfadan conmigo, desde que me esterilizaron me llaman Varis (dicen no se qué de un eunuco de unos libros...)

Como podéis ver, estábamos los dos tan agustito, tranquilitos, creciendo juntos... ¿Por qué tienen que venir ahora estos a meter extraños en casa? Dice mamá que hay gatitos que no tienen tanta suerte y que están en la perrera que es un sitio frío y feo, o que han tenido unos papis malos que les han dejado en la calle, con el miedo que da eso. Otros no han tenido la suerte de estar nunca en casa calentitos. Y que como en casa tenemos un hueco, vamos a ayudar a que alguno de estos gatos tenga una familia temporalmente mientras les buscan un hogar para siempre, donde les quieran mucho, les dejen jugar con cajas y les compren latitas de comida.

Aquí os iremos contando cómo va eso de ser casa de acogida, y os presentaremos a los amiguitos que pasen por casa.

¡Restregones y ronroneos!