Se acabó la tranquilidad |
¡Vamos a presentarnos!
BAMBÚ
De pequeña era una ratilla |
Ahora soy una gata grande y a todo el mundo se le cae la baba cuando me ve. Me encanta jugar con palos, restregarme por la alfombra de pelito y tirar las bolas del árbol de Navidad.
Soy una mimosa ronroneadora pero tengo un carácter "muy mío", cuando quiera te voy a chupar el dedo gordo como si fuese un bibi y cuando quiera estar tranquila y te acerques, te apartaré con las patas de atrás. Siempre estoy tumbada en el respaldo del sofá cerca de la pantalla del ordenador de papá. Le vigilo cuando juega y si veo que le van a matar, salto al teclado y me pongo en medio de la pantalla para evitarlo (y si le matan, encima tiene la poca decencia de echarme la culpa a mí).
SANSI
Siempre meto la pata donde no me llaman |
Por si fuese poco, decidieron que no me podía seguir llamando Sansa, y en un arrebato de originalidad ahora me llaman Sansi, Sansón, Sancho, Sansus... y cuando se enfadan conmigo, desde que me esterilizaron me llaman Varis (dicen no se qué de un eunuco de unos libros...)
Como podéis ver, estábamos los dos tan agustito, tranquilitos, creciendo juntos... ¿Por qué tienen que venir ahora estos a meter extraños en casa? Dice mamá que hay gatitos que no tienen tanta suerte y que están en la perrera que es un sitio frío y feo, o que han tenido unos papis malos que les han dejado en la calle, con el miedo que da eso. Otros no han tenido la suerte de estar nunca en casa calentitos. Y que como en casa tenemos un hueco, vamos a ayudar a que alguno de estos gatos tenga una familia temporalmente mientras les buscan un hogar para siempre, donde les quieran mucho, les dejen jugar con cajas y les compren latitas de comida.
Aquí os iremos contando cómo va eso de ser casa de acogida, y os presentaremos a los amiguitos que pasen por casa.
¡Restregones y ronroneos!
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